‘Que personalidades e instituciones prestigiosas del mundo propongan la nominación de nuestro contingente para el Premio Nobel de la Paz es para mí y mis compañeros un orgullo ilimitado’, dijo a Prensa Latina este médico con más de 25 años en la profesión.
Santiago labora como especialista de medicina interna en el hospital Manuel Fajardo de esta ciudad, al Centro de Cuba, en una sala de pacientes con la Covid-19, la mayoría de la tercera edad, y un solo fallecido en ya casi un año de pandemia.
El contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias, Henry Reeve, fue creado por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, el 19 de septiembre del 2005, y actualmente, en medio de la pandemia mundial, ha significado un gran apoyo para el combate contra la Covid-19 en países de todos los continentes.
‘En octubre del 2005 integré el Contingente Henry Reeve para prestar ayuda médica solidaria a Paquistán, país azotado por un terremoto que causó la pérdida de más de 70 mil vidas humanas’, señaló.
‘Allá laboramos por más de cinco meses, nos sobrepusimos a las situaciones climáticas, y atendimos a todo el personal paquistaní. Presentaban problemas de salud, no solamente a causa del terremoto, sino acumulados desde hacía muchos años, y nosotros fuimos capaces de resolver todo lo que allí se presentó’, argumentó.
Aseguró el doctor Santiago que los médicos de Cuba poseen el aval suficiente para merecer la más alta distinción internacionalista, por los valores científicos y humanos que han repartido por diferentes países, y eso da créditos suficientes para merecer ese premio.
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