El documento, presentado como ‘punto de partida de un proceso de construcción colectiva de un proyecto político alternativo para América Latina y el Caribe’, traza la ruta en torno a 33 puntos, en medio de los desafíos que atraviesa el planeta.
Nacido al calor del V encuentro de esa alianza progresista, fundada en 2019 y a la que pertenecen más de 50 personalidades de 15 países, uno de los puntos está dedicado a defender a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Al respecto, el Grupo subraya que varios de los países de la región han sido objeto de acciones tendientes a la desestabilización a través de la imposición de bloqueos, sanciones económicas y políticas unilaterales contrarias al derecho internacional.
‘Este tipo de posturas anacrónicas y caducas son aún mas graves en el contexto de la crisis sanitaria pues afectan el acceso a insumos, medicinas y medios para la contención de la pandemia’, precisa.
El Grupo de Puebla consideró ‘estas posturas como agresiones contra los segmentos más vulnerables de nuestros pueblos, además de una amenaza contra el proceso de integración.
El progresismo promueve salidas en consonancia con la solución pacífica de conflictos, la no intervención y el apoyo a soluciones democráticas, pacíficas y negociadas’, señala.
Durante seis meses varias de las figuras que componen la alianza, a la que pertenecen dos presidentes en funciones (Alberto Fernández, de Argentina, y Luis Arce, de Bolivia), además de otros exmandatarios, elaboraron el manifiesto programático.
‘Es indispensable recuperar la integración, la unidad y la concertación política, pues, pocas veces en la historia, América Latina y el Caribe habían estado tan divididas.
Al tiempo que urge la unidad para enfrentar complejos retos en el corto, mediano y largo plazo’, precisa el documento suscrito por el Grupo de Puebla.
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