El dato supone un descenso de casi 12 puntos respecto a la anterior cita electoral del 21 de diciembre de 2017, cuando a la misma hora (13:00) la afluencia fue del 34,69 por ciento, informó el consejero catalán de Acción Exterior, Bernat Solé.
Precisamente, uno de los factores que puede decantar los resultados a un lado u otro es la participación, pues algunos expertos auguran una caída importante de la movilización de los electores a causa de la pandemia de la Covid-19 y el temor a contagiarse.
En la contienda de hace tres años, la afluencia final a las urnas alcanzó la cifra récord de 79,04 por ciento.
Durante su rueda de prensa en Barcelona, capital de Cataluña, Solé consideró que aún es pronto para hacer un análisis profundo sobre la bajada de asistencia a los colegios.
El representante de la Generalitat (autogobierno catalán) aludió al contexto del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en el que se celebran estas elecciones.
Otro factor que pudo haber incidido en la menor concurrencia en las primeras horas de la jornada es el incremento del 350 por ciento del voto por correo, opinó el consejero.
Más de 5,6 millones de ciudadanos están llamados a votar este domingo en esa comunidad autónoma (región) de 7,8 millones de habitantes, que en 2017 fue escenario de un fallido intento de secesión.
Además de la situación sanitaria por la Covid-19, la incertidumbre es también política en la próspera autonomía del noreste del país, marcada hace una década por el auge del independentismo que la gobierna desde 2015.
Los comicios, terceros en poco más de cinco años, fueron convocados por la inhabilitación judicial en septiembre último del entonces presidente catalán, Quim Torra, condenado por desobedecer una orden de la Junta Electoral Central.
Las de este 14 de febrero son vistas como unas elecciones decisivas, en las que detractores y partidarios de la unidad de España se disputan la mayoría en el parlamento de una región con un fuerte sentimiento separatista.
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