Resulta complicado y hasta paradójico, pero de cara a las presidenciales de abril de 2022, entre los franceses domina el sentimiento de que la repetición de la batalla electoral de hace cuatro años es tan inevitable como indeseada, según las encuestas.
Un sondeo del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) para el diario Le Figaro, divulgado hace cinco días, reforzó este escenario a solo 14 meses de unos comicios particulares, los cuales sin dudas estarán marcados por la evolución en suelo galo de la Covid-19, pandemia responsable ya de más de 80 mil víctimas fatales.
El 67 por ciento de los dos mil participantes en la pesquisa consideró probable en 2022 una segunda versión del encuentro Macron-Le Pen, mientras apenas un 15 estimó lo contrario.
Sin embargo, en el propio estudio del IFOP, siete de cada 10 entrevistados reconocieron no desear tal pugna, que de producirse, las encuestas apuntan a otra victoria del actual jefe del Palacio del Elíseo, quien aún no ha anunciado su candidatura, aunque con un margen inferior al 66-34 del 2017.
Una investigación similar realizada hace un año por el Instituto Harris Interactive reflejó una repulsa todavía mayor a la hipótesis de la reedición del duelo, rechazada entonces por el 80 por ciento de los interrogados.
El criterio bastante generalizado en Francia es de malestar con las políticas gubernamentales, críticas arreciadas en el actual escenario de la pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Propuestas como la reforma de la jubilación y el proyecto de ley de Seguridad Global llevaron a las calles a cientos de miles de personas a finales de 2019 y en algunos momentos del año pasado, movilizaciones que, junto a los cuestionamientos por el manejo de la crisis sanitaria, explican la popularidad de Macron bien alejada del 50 por ciento.
Tampoco Le Pen, quien sí ya anunció su entrada en la liza, despierta muchas simpatías con sus posturas nacionalistas, pero en un eventual balotaje pudiera beneficiarse del empeño de algunos en evitar a toda costa un segundo mandato de Macron.
¿CÓMO EXPLICAR ENTONCES EL NUEVO MACRON-LE PEN?
Recientes sondeos, entre ellos uno de principios de febrero de Ipsos Sopra-Steria y otro de finales de enero de Harris Interactive, sitúan a Macron y Le Pen con alrededor de un 25 por ciento de los votos en la primera vuelta, inalcanzables para el resto de los posibles aspirantes al Elíseo.
Para la líder de Agrupación Nacional y heredera del Frente Nacional fundado por su padre en 1972, Jean-Marie Le Pen, los franceses ‘comprenden que tienen ante ellos dos grandes opciones políticas, como en 2017, escoger entre la globalización y la nación’.
De acuerdo con expertos, tampoco al presidente le desagradaría la reedición del duelo en las urnas, confiado en que nuevamente la polarización y el rechazo a las posturas extremas lo beneficiarían.
Sin embargo, muchos entendidos atribuyen la nueva batalla Macron-Le Pen a la falta de consenso en la izquierda y la derecha tradicional para presentar candidatos unificados, capaces de atraer a franceses indecisos y de escamotear votos a las otras fuerzas.
Al margen de los rivales de 2017, solo la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, y el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, aparecen en las encuestas en el rango de un 20 por ciento de sufragios, sin que la izquierda y los ecologistas parezcan cerca de materializar una alianza que, en el papel, generaría claras opciones de triunfo.
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