Un estudio realizado por el Instituto Superior de Salud (ISS) entre los días cuatro y cinco de este mes comprobó una incidencia nacional promedio de 17,8 por ciento de la mutación VOC B.1.1.7 del SARS-CoV-2.
Según el informe publicado la víspera con los resultados de esa investigación, en Italia y el resto de Europa existe una circulación sostenida de la llamada variante inglesa ‘destinada posiblemente a convertirse en la predominante en los próximos meses’, con ‘su mayor transmisibilidad respecto al virus original’.
Un seguimiento cuidadoso, junto con el fortalecimiento de las medidas de mitigación, nos permitiría contener los efectos de la nueva variante mientras prosigue la vacunación la cual sigue siendo efectiva incluso contra el virus mutado, indicó el ISS.
En ese sentido, las autoridades sanitarias de la región de Campania, cuya capital es la ciudad de Nápoles, informaron también la víspera que uno de cada cuatro pacientes de Covid-19 en ese territorio está infectado con la VOC B.1.1.7.
Al alto nivel de incidencia de esa variante del virus en Italia se refirió el ministro de Salud, Roberto Speranza, en la ordenanza mediante la cual pospuso la reapertura de los centros para la práctica del esquí, hasta el próximo cinco de marzo.
Esa decisión fue duramente criticada por gobernadores y empresarios de regiones del norte de la península donde el turismo invernal o de nieve es una importante fuente de ingresos económicos y empleo.
Al rechazo de la medida se sumaron exponentes de la Liga –partido de derecha con fuerte presencia en aquellos territorios- como su líder, Matteo Salvini, y el flamante ministro de Turismo, Massimo Garavaglia.
Sin embargo, fuentes del gobierno citadas por varios medios señalaron que la medida fue compartida por el nuevo primer ministro, Mario Draghi, y adoptada en base a la información suministrada por el Comité Técnico Científico creado para asesorar al ejecutivo en la gestión de la emergencia sanitaria.
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