El alcalde, Francesco Passerini, y el obispo de Lodi, monseñor Maurizio Malvestiti, develaron la obra consistente en tres pilares de acero en representación de la cabecera municipal y dos de sus fracciones, donde se desató la emergencia sanitaria que aún castiga severamente a todo el país.
Participaron también en la ceremonia, Attilio Fontana y Letizia Moratti, gobernador y asesora para la Salud de la región de Lombardía, donde precisamente 36 médicos, 15 enfermeros y un especialista en logística enviados por Cuba ayudaron a sus colegas italianos a enfrentar la epidemia.
La brigada del Contingente Henry Reeve laboró durante dos meses en Crema, localidad, ubicada a unos 25 kilómetros al norte de Codogno.
Mattia Maestri fue el ‘paciente número uno’ de la enfermedad, descubierto en el hospital local a donde acudió por segunda vez el 19 de febrero, debido al agravamiento de una ‘neumonía leve’ diagnosticada la víspera en el área de urgencias del propio nosocomio.
Al ver que no reaccionaba al tratamiento y conocer de su relación previa con un amigo recién llegado de China, la doctora de guardia, Annalisa Malara, ordenó la prueba para descartar el nuevo coronavirus forzando el protocolo que obviaba ese procedimiento para aquel tipo de casos.
En las horas posteriores a la confirmación del contagio, aparecieron otras personas infectadas y los primeros dos decesos, uno de ellos en la localidad veneciana de Vo Euganeo, sede de un segundo brote.
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