También hay una compleja situación en lugares como República Centroafricana y Mali, donde tan solo en los dos últimos meses, siete y cinco miembros de esas operaciones de paz -respectivamente- perdieron la vida en agresiones, recalcó en una conferencia de prensa.
El alto representante de la ONU condenó enérgicamente el ataque de este lunes contra la misión del Programa Mundial de Alimentos en República Democrática del Congo, en el que murieron tres personas, entre ellas el embajador italiano Luca Attanasio.
Lacroix se refirió, además, a los mayores retos que generó la pandemia de Covid-19, y cómo se corrió el riesgo de que se paralizara el trabajo de las misiones de mantenimiento de paz de la ONU.
Ahora seguimos trabajando para mejorar su capacitación y equipamiento con el fin de asegurar la protección de civiles y ayudar a las comunidades en áreas remotas, por ejemplo, en África, detalló.
Si queremos ser efectivos en los mandatos de las operaciones de paz de Naciones Unidas, debemos tener la capacidad de crear ambientes seguros y contribuir a los esfuerzos políticos, subrayó.
Desde el inicio de la pandemia, Lacroix se hace eco del llamado del secretario general de la ONU, António Guterres, de un alto el fuego global con el fin de concentrar esfuerzos y acciones para enfrentar la propagación de la Covid-19.
Las personas vulnerables y que viven en medio de conflictos figuran entre las más afectadas por la crisis sanitaria, alerta el diplomático francés de forma reiterada.
En este complejo contexto, las autoridades de Naciones Unidas insisten en la importancia de obtener más fondos para la prevención de conflictos y las operaciones de consolidación de la paz.
Pero esas misiones también son blanco de críticas debido a manifestaciones de abuso y violencia sexual cometidas por algunos de sus miembros en varias naciones, entre ellas Haití.
De hecho, a uno de esos equipos se les responsabiliza por la introducción del cólera en Haití en 2010, producto de negligencias de los conocidos como cascos azules.
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