Según Olivo, los partidos Nuevas Ideas (NI) y Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) decidieron sustituir a sus representantes en las mesas de votación en la madrugada de la propia jornada electoral.
Dicha decisión obligó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) a acreditar a los nuevos integrantes de las juntas receptoras de votos, algunos de los cuales llegaron sin la capacitación requerida para el proceso.
La versión lanzada por el oficialismo y amplificada por sus seguidores apuntaba a un supuesto fraude, y al intento del TSE de marginar al personal de NI y GANA para presuntamente favorecer a la oposición.
‘Sustituyeron a última hora a las personas, y llegaron personas que no estaban capacitadas, que no sabían como usar el escáner’, replicó Olivo, uno de los cinco magistrados del TSE y defensor de la tecnología utilizada.
El procesamiento de las actas echó por tierra el discurso de fraude lanzado sin presentar pruebas por el presidente de la República, Nayib Bukele, y que recibió múltiples críticas dentro y fuera de esta nación centroamericana.
El propio Olivo adelantó a Prensa Latina en declaraciones previas que la estrategia del supuesto fraude ya le funcionó a Bukele para imponerse en las presidenciales de 2019, de ahí que lo retomara ahora.
Los resultados preliminares indican que la alianza NI-GANA obtendría unos 60 de los 84 curules de la Asamblea Legislativa, lo que permitiría a Bukele gobernar sin contrapesos los tres años restantes de su mandato.
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