El fuego causó graves daños en la instalación y dejó a la intemperie a más de 12 mil indocumentados, entre ellos numerosos niños, mujeres embarazadas, ancianos y discapacitados.
Tras el suceso, alrededor de siete mil 800 personas fueron trasladadas al refugio de emergencia de Kara Tepe, cuyas condiciones fueron calificadas de deplorables e inadecuadas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Durante una reunión con las autoridades de los principales territorios receptores de extranjeros, Mitsotakis anunció que Kara Tepe también será desmantelado y que los terrenos donde se encontraban ambos centros serán destinados a otros proyectos como la construcción de parques.
No obstante, prometió, la edificación de una instalación con mejores condiciones para acoger a los migrantes en Lesbos, la cual contará con financiamiento de la Unión Europea (UE).
En múltiples ocasiones, el Acnur y otras organizaciones no gubernamentales manifestaron su preocupación por la situación de los indocumentados que llegan a las islas griegas y alertaron sobre el cierre de centros de acogida.
Pese a reconocer los esfuerzos de las autoridades helenas, dichos organismos consideraron insuficientes las medidas tomadas y exigieron la actuación inmediata de la UE para lograr la reubicación de los extranjeros en los 27 Estados miembros.
Asimismo, demandaron un mayor apoyo del bloque a los países receptores y la implementación de una política migratoria justa y humana.
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