Resultado de una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la organización no gubernamental WRAP, el documento forma parte de los esfuerzos mundiales para reducir el despilfarro de comida a la mitad para 2030.
El peso de la cantidad estimada al cierre de 2019 equivale aproximadamente a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, precisa el análisis del desperdicio de alimentos en puntos de venta, restaurantes y hogares, que considera no solo los alimentos, sino también las partes no comestibles, como huesos y cáscaras.
Con 690 millones de personas afectadas por el hambre en 2019, número que aumenta drásticamente con la pandemia de la Covid-19, y tres mil millones que no pueden pagar una dieta saludable, los consumidores necesitan apoyo para reducir ese derroche en el hogar, donde se bota el 11 por ciento de la comida disponible, agrega el estudio.
También resume que a nivel mundial cada año se desperdician 121 kilogramos de alimentos per cápita por consumidor, 74 de ellos se pierden en las viviendas.
De acuerdo con Pnuma, este fenómeno tiene importantes efectos ambientales, sociales y económicos, en un momento en que la acción climática aún está rezagada, y en el que casi el 10 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos no consumidos.
Para la directora ejecutiva de esa entidad ambiental, Inger Andersen, disminuir el desperdicio de alimentos reduciría esas emisiones y la velocidad de destrucción de la naturaleza, además de mejorar la disponibilidad de comida y, por lo tanto, reduciría el hambre y ahorraría dinero en un momento de recesión mundial.
En opinión de Marcus Gover, director ejecutivo de WRAP, no se logrará la meta tres del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 si no aumenta la inversión para tratar el desperdicio de alimentos en el hogar a nivel mundial, lo cual debe ser una prioridad para gobiernos, organizaciones internacionales, empresas y fundaciones filantrópicas.
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