La más reciente víctima se registró en la ciudad de Mandalay, mientras que en Yangon, la más poblada, la policía disparó balas de goma y granadas de aturdimiento para dispersar a los manifestantes, a los que se unieron unos 100 médicos, dijeron testigos.
Según informes de la prensa nacional, las multitudes también se reunieron en la ciudad de Pathein, al oeste de Yangon; y en el centro de Myingyan, donde decenas de mujeres con sombreros de paja sostenían carteles pidiendo la liberación de la líder Aung San Suu Kyi.
Una campaña de desobediencia civil de huelgas, paralela a las protestas, ha sido apoyada por muchos trabajadores del Gobierno, incluidos policías, algunos de los cuales cruzaron a India esta semana por temor a ser perseguidos por desobedecer órdenes.
La policía abrió fuego el viernes contra los ciudadanos, poco antes de una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para discutir la crisis en el país asiático.
El jueves, la policía disolvió manifestaciones con gases lacrimógenos y disparos en varias ciudades, pero su represión fue más moderada que el miércoles, cuando Naciones Unidas aseguró que murieron 38 ciudadanos.
En total, al menos 55 personas han muerto desde el golpe de Estado del 1 de febrero.
La alta comisionada para los Derechos Humanos en la ONU, Michelle Bachelet, exigió a las fuerzas de seguridad que detuvieran lo que llamó una ‘brutal represión contra los manifestantes pacíficos’.
Según la expresidenta chilena, más de mil 700 personas han sido arrestadas, incluidos 29 periodistas.
Por su parte, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja informó que algunos de sus voluntarios resultaron heridos y detenidos injustamente y que sus ambulancias fueron dañadas.
Los militares tomaron el poder el 1 de febrero y dijeron que la aplastante victoria de la Liga Nacional para la Democracia, de Suu Kyi, en las elecciones de noviembre fue fraudulenta, aunque la comisión electoral considera que la votación fue justa.
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