De acuerdo con cifras de Naciones Unidas, a finales de 2020, más de 88 millones de personas padecían hambre aguda debido al conflicto y la inestabilidad, lo cual representa un aumento del 20 por ciento con respecto al año anterior.
Las proyecciones para 2021 apuntan a una continuación de esta ‘tendencia aterradora’, según alertó la víspera el secretario general de la ONU, António Guterres.
En una intervención por videoconferencia en el Consejo de Seguridad, el titular se refirió a las múltiples hambrunas provocadas por conflictos en todo el mundo.
Mientras tanto, añadió, las crisis climáticas y la pandemia de Covid-19 añaden más ‘leña a las llamas’.
Sin una acción inmediata, subrayó Guterres, millones de personas llegarán al borde del hambre y la muerte: de hecho, hay unos 30 millones en más de tres docenas de países que se encuentran a solo un paso de la hambruna.
El secretario general de la ONU también llamó la atención sobre la persistente crisis de inseguridad alimentaria en regiones como el Sahel, el Cuerno de África, Sudán del Sur, Yemen y Afganistán.
Al tiempo, indicó, el hambre y la pobreza se combinan con la desigualdad, los choques climáticos, las tensiones sectarias y étnicas y los agravios por la tierra y los recursos para provocar e impulsar el conflicto. Si no se alimenta a la gente, dijo, ‘se alimenta el conflicto’.
Aunque todos los países del mundo enfrentan alguna tensión económica como resultado de la pandemia de Covid-19, la solución no radica en recortar la ayuda a los niños hambrientos, recalcó el máximo representante de Naciones Unidas en referencia al poco financiamiento que tienen actualmente esos programas de asistencia.
Guterres informó que crearía un grupo de trabajo de alto nivel para prevenir la hambruna, el cual será dirigido por el coordinador de ayuda de emergencia de Naciones Unidas, Mark Lowcock, junto con el Programa Mundial de Alimentos y con apoyo de otras agencias del organismo multilateral.
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