Autoridades locales y el Gobierno Nacional acordaron un plan de acción interinstitucional con una estrategia integral para este destino, con vistas al uso sostenible de su entorno y ruinas coloniales, a la vez de vincular a la comunidad local como beneficiaria.
Como parte del Plan Maestro de Turismo Sostenible (PMTS) 2020-2025, la actual administración rescatará las fortificaciones de la época y algunos edificios administrativos y religiosos, cuyo conjunto es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, aunque actualmente esa organización lo tiene en su lista de lugares en peligro.
El Ministerio de Cultura licitó proyectos para el rescate de la memoria histórica e instalaciones de Portobelo y el fuerte de San Lorenzo, 40 kilómetros al suroeste del primero, el cual también está dentro de la misma protección de la Unesco.
La pequeña villa es famosa internacionalmente, además, por el Cristo Negro de Portobelo, un ídolo a quien le adjudican facultades milagrosas y reúne, en la novena previa a cada 21 de octubre, a una multitud de unos 160 mil devotos en las calles aledañas a la iglesia de San Felipe, en una de las mayores celebraciones de su tipo en el país.
El edificio de la Aduana, algunas otras construcciones de uso civil, murallas con aspilleras, baterías de cañones con algunas piezas herrumbrosas en ambos lados de la bahía con aguas relativamente profundas, conforman atractivos que una vez restaurados y conservados constituirán el eje del turismo.
‘Porto Bello’ fue el bautizo original, en italiano, del genovés Cristóbal Colón, cuando el 2 de noviembre de 1502 ancló sus naves en este litoral caribeño, con un particular atractivo en su paisaje y seguridad, pero casi un siglo después fue que los españoles poblaron el lugar bajo el nombre de San Felipe de Portobelo, dedicado al rey de España Felipe II.
El pequeño poblado, de poco más de dos mil habitantes, se encuentra al noroeste de la ciudad de Colón, en la provincia de igual nombre, una de las más empobrecidas de la nación a pesar de su fuerte aporte al producto interno bruto mediante el canal interoceánico, puertos y la Zona Libre de Colón.
Para mitigar la pobreza, el PMTS pretende apoyar con capacitación y capital inicial a unos mil 200 emprendedores locales de las ramas creativas y culturales, pues en esta zona se conservan, entre otros, bailes, cantos y comidas de la cultura Congo, traída por afroantillanos emigrados de las Antillas Menores.
Como ocurre en el resto del Caribe panameño, la zona tiene múltiples playas, islas, islotes y vegetación costera, que por sí mismas son atractivos para el turismo nacional y foráneo.
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