Abou Charaf confirmó que un millar de médicos abandonaron el país de 2019 a la fecha y una cifra similar de enfermeras también lo hizo. ‘Si continúa esa tendencia, será catastrófico’, dijo.
Muchos de los migrantes son especialistas en sus campos y resultan esenciales, tanto para la atención del paciente como para la formación de la próxima generación.
‘Sus edades oscilan de 35 a 55 años y forman la columna vertebral del sector de la salud’, apuntó.
A juicio de Abou Charaf, decenas van a países del Golfo con la intención de algún día regresar, pero los que se dirigen a Europa, Australia y Estados Unidos, anticipó, nunca lo harán. Es devastadora esta fuga de cerebros, agregó.
‘Pagamos para educar a nuestros hijos, y Occidente los está recogiendo para beneficiarse de ellos, cuando somos nosotros los que los necesitamos con desespero’, enfatizó.
El jefe del comité parlamentario de salud, Assem Araji, consideró el éxodo de médicos una tendencia sin precedentes, incluso peor que durante la guerra civil de 1975-1990.
‘Cuando ejercía en la Universidad Americana de Beirut, durante la década de 1980, el olor a muerte se aferraba a las calles y era razonable que quedáramos pocos médicos’, suscribió en las redes sociales.
Las salidas de hoy día no son solo por razones económicas, sino por desesperación ante el estancamiento político, aseguró.
Desde el 10 de agosto de 2020, El Líbano carece de un gobierno efectivo y los encargados de nominar un sustituto continúan en discordia por el tamaño, la forma y la distribución de esa próxima alineación ministerial.
Se estima que la crisis en casi todos los sectores, agudizada por la explosión que destruyó el principal puerto del país, y la pandemia de la Covid-19, reforzaron el deseo de muchos libaneses de abandonar el país.
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