La información apareció en un documento del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de la nación norteña sobre medidas adoptadas en 2020, citado recientemente por el diario The Washington Post y amplificado por medios periodísticos locales.
El portal de noticias G1 asegura que el HHS es responsable de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y de la Administración de Alimentos y Medicamentos, órgano regulador similar a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil.
Durante el mandato de Trump, el departamento fue dirigido entre 2018 y 2021 por Alex Azar, un antiguo ejecutivo de una gran empresa farmacéutica que incluso dirigió en Estados Unidos la campaña de lucha contra el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, al principio de la pandemia.
En la sección sobre ‘contrarrestar las influencias malignas en las Américas’, el contenido señala que la Oficina de Asuntos Globales del HHS ‘utilizó las relaciones diplomáticas en la región para mitigar los esfuerzos’ de Cuba, Venezuela y Rusia, comprometidos en ‘aumentar su influencia en la región a expensas de la seguridad de Estados Unidos’.
El informe cita dos ejemplos de coordinación con otras agencias del gobierno estadounidense para ‘reforzar los lazos diplomáticos y ofrecer asistencia técnica y humanitaria para disuadir a los países de la región de aceptar ayuda de estos Estados delincuentes’.
Actualmente, el país norteño tiene agregados sanitarios en Brasil, China, India, México, Sudáfrica y en la misión de las Naciones Unidas en Ginebra.
No obstante, indica G1, no hay detalles en el documento de HHS sobre cómo se habría ejercido esta persuasión sobre el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Según el sitio noticioso, el Fondo Soberano Ruso, coordinador del desarrollo de Sputnik-V, el Departamento de Salud de Estados Unidos confirmó públicamente sus presiones contra Brasil respecto a Sputnik-V y criticó a la administración norteamericana.
Dmitri Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladimir Putin, declaró el 16 de marzo que estos intentos egoístas de obligar a los países a renunciar a una vacuna no tienen futuro, van en contra del interés de todos.
‘Estamos categóricamente en contra de estas presiones, categóricamente en contra de la competencia entre vacunas. Creemos que debemos unir nuestros esfuerzos para que el mayor número posible de personas pueda beneficiarse de la vacunación’, remarcó el portavoz del Kremlin.
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