Este domingo, las protestas se llevaron a cabo en Yangon y Mandalay, las dos ciudades más grandes del país, así como en Bago, Monywa y Moe Kaung.
La víspera, la junta gobernante realizó una gran demostración de poder en el Día de las Fuerzas Armadas, y las fuerzas de seguridad reprimieron con violencia manifestaciones a lo largo de toda la nación asiática, con un saldo de más de 100 muertos.
En las últimas horas, ministros de Defensa de 12 países condenaron el uso de la fuerza letal por parte del ejército de Myanmar contra civiles.
Un ejército profesional sigue los estándares internacionales de conducta y es responsable de proteger, no de dañar, a las personas a las que sirve, dijo una declaración conjunta.
La misiva fue firmada por autoridades de Alemania, Italia, Dinamarca, Grecia, Países Bajos, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Nueva Zelanda, Surcorea, Japón y Australia.
Mientras tanto, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, dijo que estaba conmocionado por los hechos.
La continua represión militar es inaceptable y exige una respuesta internacional firme, unificada y resuelta, escribió Guterres en Twitter.
Las cifras de muertos por los sangrientos sucesos del sábado, en los que también murieron varios niños, son difíciles de verificar, pero según un grupo de monitoreo local, desde el golpe del 1 de febrero asciende al menos a 423.
Myanmar ha estado en crisis desde que los generales derrocaron al gobierno, lo que provocó protestas masivas que exigen el retorno a la democracia y tienen paralizada la economía nacional.
El ejército asegura que su uso de la fuerza está justificado para detener lo que ha llamado disturbios, y explica el Golpe por supuesto fraude en las elecciones generales de noviembre pasado.
jha/lp