En una conferencia de prensa, casi tres semanas después de los sucesos, Jouthe aseguró que la acción estuvo bien planificada, sin embargo, hubo órdenes que no se emitieron a tiempo.
‘Algunas personas no respetaron las instrucciones que se les dieron y ocultaron información al no proporcionar toda la información a tiempo’, admitió el funcionario, y también citó faltas con la vigilancia de la zona de acción a través de medios digitales como drones.
El pasado 12 de marzo una docena de policías irrumpió en Village de Dieu, un barrio pobre en la entrada sur de esta capital bajo la influencia de bandas armadas, intervención en la cual murieron al menos cuatro oficiales y otros ocho resultaron heridos, mientras las pandillas ocuparon armas, municiones y un carro blindado.
Jouthe pidió una investigación exhaustiva para determinar responsabilidades, aunque advirtió que el asesinato de los oficiales no debe utilizarse para ninguna causa política, en clara alusión al grupo policial que desde los hechos sale a las calles con tintes violentos para exigir justicia por sus colegas de armas.
La fracasada operación ya costó dos cargos de funcionarios policiales, entre ellos el director departamental de Oeste, Paul Menard, quien fue sustituido en su puesto.
De igual manera, el inspector policial Carl Henry Boucher, responsable de información general de la institución, permanece aislado y se le acusa de boicotear la acción. El primer ministro reiteró que la recuperación de los cuerpos de los policías muertos sigue siendo una prioridad para su Gobierno, aunque no reveló las diligencias que acometen para regresar los cadáveres.
El caso puso en evidencia las debilidades de la institución policial, integrada por unos 16 mil agentes para una población de 11 millones de habitantes, y que de acuerdo con expertos se encuentra al borde del colapso.
Recientemente el profesor Georges Michel señaló que las pandillas cuentan con un arsenal de guerra más potente que la Policía y el Ejército combinados.
Se suma además la facción que surgió al interior de la institución, calificada de fascista por organizaciones de derechos humanos, tras los actos violentos de algunos de sus integrantes.
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