Los secretarios de Transportes, Pete Buttigieg, de Energía, Jennifer Granholm, de Vivienda, Marcia Fudge, de Trabajo, Marty Walsh, y de Comercio, Gina Raimondo, serán los responsables de llevar adelante ese proyecto ante el Congreso, precisó.
Ellos me representarán e involucrarán a la población con el plan y se encargarán de los detalles a medida que avancemos en esto, señaló el mandatario.
Bajo el nombre de American Jobs (Trabajos americanos), la iniciativa está enfocada principalmente en comunidades tradicionalmente más desfavorecidas o con menos recursos.
Además, este paquete es 10 veces mayor al plan de 200 mil millones de dólares propuesto por el entonces presidente Donald Trump y que nunca logró aprobarse.
El proyecto de Biden demanda una inversión federal de dos billones de dólares con el fin de crear nuevos puestos de trabajo, impulsar áreas de infraestructura y transporte público, potenciar energías más limpias y capacitar a las personas para optar por nuevas profesiones.
Asimismo, abarca una inversión para el desarrollo, la construcción y la modernización de viviendas, mejoras en las escuelas públicas, así como en otros edificios federales.
Según reporta la cadena CNN, la decisión de Biden de nombrar funcionarios clave para servir como actores centrales en la elaboración de la versión legislativa de la propuesta subraya tanto lo que está en juego, como el probable gran impulso que se avecina.
Su equipo de trabajo tendrá que enfrentar la desafiante tarea de obtener el apoyo de los republicanos en el Congreso, que ya manifestaron oposición, y también deberá superar las divisiones al respecto entre los demócratas.
La Casa Blanca pretende financiar esa propuesta aumentando los impuestos corporativos y eliminando exenciones fiscales para los combustibles fósiles, una de las promesas de la campaña de Biden.
De acuerdo con fuentes gubernamentales, el aumento de impuestos recaudaría más de dos billones de dólares en los próximos 15 años.
jf/ifb