Ambientalistas y científicos alertan ante la llamada ‘pandemia del plástico’ por la creciente presencia de esos materiales desechables, no biodegradables, en playas y mares, que se suman a los ocho millones de toneladas de ese material que terminan cada año en los océanos, con daños reconocidos a más de 600 especies marinas.
La mayor organización mundial para la conservación de la naturaleza (WWF) advirtió que sólo a las aguas del Mediterráneo llegan 570 mil toneladas de plástico, cifra que equivale, comparó, a ‘lanzar al océano 33 mil 800 botellas plásticas por minuto’, que a juicio de investigadores cada uno de esos envases demora 500 años en descomponerse.
Esos cálculos corresponden a casi tres años antes de la llegada de la Covid-19 y con ella la producción a gran escala de medios de protección personal y de uso en instituciones sanitarias.
El informe WWF Italia reclamó mayor responsabilidad al desechar los medios antiCovid-19, ‘debemos estar atentos, precisó, a la nueva amenaza que ellos suponen que, una vez utilizados, se convierten en desechos, y tal como ocurre invaden calles, aceras y parques, con el consecuente peligro para el medio ambiente y la salud humana.
El texto cita estimaciones del Politécnico de Torino sobre la necesidad solo en Italia, en una etapa de reinicio de actividades productivas y sociales, de unos mil millones de máscaras y 500 millones de guantes por mes.
Alertó que, si de esa cantidad solo se desecha incorrectamente el uno por ciento, provocaría que 10 millones de mascarillas cada mes terminaran en el medio ambiente.
Para Donatella Bianchi, presidenta de esa organización mundial en este país, si bien los ciudadanos muestran responsabilidad en seguir las instrucciones del gobierno para contener la infección quedándose en casa, igual deben actuar en el manejo de los equipos de protección personal.
‘Es necesario evitar que estos dispositivos, una vez convertidos en residuos, tengan un impacto devastador en nuestros entornos naturales y especialmente en nuestros mares’.
Igualmente sugiere la instalación de contenedores dedicados a dispositivos de protección en parques, villas y supermercados cercanos, lo cual favorecería la salud humana y la del medioambiente’.
La directiva de la Unión Europea 2019/904 entre otras medidas con miras al 2030, prohibió la comercialización a partir del 3 julio de 2021 de determinados productos plásticos desechables.
Bastoncillos de algodón, cubiertos, platos, pajitas, agitadores de bebidas, postes de globos, recipientes de poliestireno para alimentos, figuran en la lista, pero mascarillas, guantes y otros materiales de uso médico desechables y que clasifican como plásticos de un solo uso no están considerados, porque la legislación es previa a la pandemia.
La responsable de la división de eficiencia y economía circular de la agencia italiana de Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sostenible (Enea), Claudia Brunori, apeló a reglas específicas para la eliminación de esos medios protectores.
En una entrevista a la emisora italiana Radio3 Ciencia, explicó que, si todos en Italia usaran las mascarillas ‘se necesitarían 40 millones de por día, que unido a los materiales que la componen, significarían 120 toneladas de plástico por día (sin considerar guantes y batas) en nuestros vertederos’.
Tema que a su juicio en la fase aguda de la emergencia pandémica era comprensible pasara a un segundo plano, pero representa un problema al que es preciso encontrar una solución como, sugirió, un replanteo completo en breve plazo del ciclo de producción de esos dispositivos de protección.
Consideró como opción las mascarillas de algodón lavables, contenidas dentro de un filtro de tela no tejida desechable igual al de las mascarillas quirúrgicas, alternativa valorada por otros expertos que incluso sugieren pueda lavarse con agua a unos 60 grados de temperatura para eliminar el virus y volver a utilizar.
Por otra parte, el estudio ‘Rompiendo la ola plástica’ de 17 expertos internacionales publicado en la revista científica Science, apunta que, ‘A menos que se tomen medidas a nivel mundial, para 2040 irían al medioambiente unos mil 300 millones de toneladas de plástico tanto en tierra como en el océano. El estudio apunta al vínculo sistémico entre un mejor diseño y reutilización del plástico, mejor economía de reciclaje y mayores incentivos para la recolección; cómo aplicar el concepto de la economía circular, unido a una mayor reducción y sustitución de plásticos y una mejor gestión de los residuos.
La ruta para lograr el objetivo pasa por reducir la producción y el consumo de plástico; reemplazar el plástico con papel y materiales compostables; diseñar productos y embalajes reciclables; aumentar los niveles de recolección de residuos en los países de ingresos bajos/medios y apoyar el sector de la ‘recolección informal’.
Para los investigadores el problema de la contaminación plástica en el océano se creó durante el lapso de una vida y existen razones para creer puede resolverse en una generación o antes, pero requerirá de ‘un cambio progresivo a un cambio sistémico’.
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