Según el Instituto de Investigación del Agua y la Atmósfera este ejemplar denominado Dalatias licha, de 1,80 metros, como otras dos especies (Etmopterus lucifer y Etmopterus granulosus) y que ya eran conocidas, son capaces de producir una luz visible a través de reacciones bioquímicas.
Las tres especies habitan en aguas neozelandesas desde 200 hasta mil metros de profundidad.
Jérôme Mallefet, autor principal del estudio confirmó por primera vez la existencia de tiburones bioluminiscentes en Nueva Zelanda y explicó que los ejemplares capturados producen una luz azul-verdosa que brilla y se oscurece lentamente.
‘Ellos brillan en la oscuridad, no producen destellos’, aclara la fuente.
Los animales bioluminiscentes tienen unos órganos, los fotóforos, que son los que producen la luz y en la mayoría de ellos este proceso está controlado por el sistema nervioso y las hormonas.
Asimismo, los tiburones, al igual que otras criaturas bioluminescentes, producen luz para cazar a sus presas, para reproducirse o cuando están en grupo, así como para camuflarse con el fin de protegerse de sus depredadores, agregó el informe.
También fue descubierto que la melatonina, la misma hormona que induce el sueño en los humanos, era el desencadenante de la luz en los tiburones.
Los expertos calculan que 57 de las 540 especies conocidas de tiburones pueden producir una luz bioluminiscente.
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