El mundo vio lo que sucedió en esa nación africana hace 27 años y conoce las horribles consecuencias cuando se permite que prevalezca el odio, destacó el titular en su mensaje por el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio de 1994 contra los Tutsi en Ruanda.
Según recalcó, evitar que un acto semejante vuelva a ocurrir requiere contrarrestar movimientos extremistas impulsados por el odio, los cuales son una amenaza transnacional.
‘Debemos redoblar nuestros esfuerzos y forjar una agenda común para renovar y revitalizar nuestras acciones colectivas en el futuro’.
Al hacer esto, agregó, urge defender los derechos humanos y continuar impulsando políticas que respeten plenamente a todos los miembros de la sociedad.
Ruanda experimentó uno de los capítulos más dolorosos de la historia de la humanidad moderna, pero su gente se ha reconstruido desde las cenizas, expresó Guterres.
Después de sufrir una violencia y discriminación de género indescriptibles, las mujeres de ese país ocupan ahora más del 60 por ciento de los escaños parlamentarios, subrayó.
El pueblo de Ruanda muestra el poder de la justicia y la reconciliación y la posibilidad de progreso, apuntó el diplomático portugués.
Actualmente, observó, movimientos extremistas representan la principal amenaza a la seguridad en muchos países, mientras la deshumanización de las comunidades, la desinformación y el discurso de odio avivan los fuegos de la violencia.
La pandemia de Covid-19 señala la urgencia de abordar divisiones cada vez más profundas y enfrentar la creciente discriminación, polarización social y desigualdades, que pueden conducir a la violencia y los conflictos, indicó el secretario general de la ONU.
Este año se cumplen 27 años desde que más de un millón de personas fueron asesinadas sistemáticamente en menos de tres meses en Ruanda, eran mayoritariamente tutsis, pero también hutus y otros opuestos al genocidio, recordó.
Tal suceso permanece en la conciencia colectiva como uno de los más horribles de la historia humana reciente. En este día internacional, manifestó Guterres, honramos a los asesinados, reflexionamos sobre el sufrimiento y reconocemos la resistencia de quienes sobrevivieron.
‘Al unirnos en solidaridad con el pueblo de Ruanda, debemos examinar detenidamente el mundo de hoy y asegurarnos de escuchar las lecciones de hace 27 años’.
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