La organización mundial manifestó su preocupación al respecto, tras la muerte de más de 130 personas en los enfrentamientos en esa localidad.
Marta Hurtado, portavoz de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señaló en rueda de prensa que esa falta de avances ante esa violencia ocurre pese a los múltiples llamamientos por parte de las víctimas y sus familias.
Acotó que los últimos incidentes en Darfur Occidental recuerdan los de finales de 2019 y, más recientemente, los que tuvieron lugar a mediados de enero, así como confirmó que durante estas jornadas los rivales destruyeron un hospital y un complejo de Naciones Unidas.
‘De forma similar a situaciones de violencia previas en Al Geneina, las autoridades fracasaron a la hora de detener los combates, pese a la robusta presencia de las fuerzas de seguridad’, amplió y solicitó a los dirigentes cumplir su papel de proteger a la población sin discriminación alguna.
La funcionaria hizo énfasis en que todas las tribus responsables de violencia en Darfur deben ser desarmadas, así como el Gobierno ser capaz de mantener el orden y garantizar el Estado de Derecho, incluido evitar que civiles armados tomen la ley por su propia mano.
No obstante, la vocera reconoció que las autoridades sudanesas dieron pasos para contener la escalada sangrienta en la zona y elogió el compromiso de Jartum para abordar las causas del conflicto, especialmente las disputas sobre tierras, pastos y recursos hídricos, arraigadas en el contexto tribal.
Acerca de la actualidad en Darfur Occidental, el gobernador, Mohamed Abdalá al Doma, afirmó el jueves que el balance de víctimas ascendió a 132 muertos y 208 heridos, y agregó que los saqueos continúan en zonas periféricas de Al Geneina.
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