Los actos violentos estaban dirigidos, entre otras personalidades, contra los copresidentes del partido Los Verdes, Robert Habeck, y del grupo parlamentario de esa fuerza política, Anton Hofreiter.
Otro objetivo era el edificio del Reichstag, sede de la cámara baja del Parlamento alemán, según las investigaciones.
Mediante sus acciones, el Grupo S pretendía generar una situación de guerra civil, de acuerdo con comunicaciones interceptadas por las fuerzas de seguridad.
Los ataques contra varias mezquitas producirían reacciones violentas de la población musulmana aquí que servirían para actos de propaganda negativa contra esa comunidad, revelaron las pesquisas.
Desde 2019 las autoridades germanas vigilan a esa agrupación hostil pero solo poseían declaraciones de un infiltrado que hoy vive bajo el amparo de un programa de protección de testigos.
mem/ehl