El director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, y un equipo de economistas señalaron en un nuevo análisis que en 2020 la región sufrió una contracción del siete por ciento, la más pronunciada del mundo y muy por encima de la media global (-3,3 por ciento).
Para 2021, se prevé que el crecimiento se sitúe en el 4,6 por ciento, una cifra insuficiente para cubrir las pérdidas del año anterior y por debajo del 5,8 por ciento estimado para los mercados emergentes, con excepción de China.
El FMI recordó que la recuperación en el segundo semestre del pasado año en América Latina fue vigorosa, pero no tanto como la de la economía mundial y otras emergentes, a pesar de las políticas de ayuda, el auge de los precios de las materias primas y las condiciones financieras acomodaticias en todo el mundo.
Con estas perspectivas, la persistencia de la crisis sanitaria en muchos países ensombrece las perspectivas a corto plazo, por lo que las proyecciones para la región están sujetas a un alto grado de incertidumbre relacionada con la evolución del virus, precisó el organismo internacional.
El reciente rebrote del virus en Brasil, Paraguay, Perú, Uruguay se ha sumado a una lenta distribución de las vacunas, lo que empaña las perspectivas a corto plazo, según el FMI.
Según las proyecciones de la institución, las dos principales economías latinoamericanas, Brasil y México, no recuperarán los niveles del Producto Interno Bruto (PIB) de 2019 hasta 2022 en el primer caso y 2023 en el segundo.
En América Central se espera que el PIB previo a la pandemia no será posible hasta 2022, mientras que las economías caribeñas, dependientes del turismo, serán las últimas en recuperarse, hasta 2024, debido a la lenta reanudación de la actividad en este sector.
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