El pacto provisional, sujeto a la aprobación del Consejo y del Parlamento, antes de pasar por las etapas formales del procedimiento de adopción, fue adoptado tras 14 horas de negociaciones.
De esa manera, los 27 abren la puerta para una reducción de hasta 57 por ciento las emisiones en comparación con 1990, teniendo en cuenta el compromiso de la Comisión Europea de desarrollar sumideros naturales de carbono como bosques y prados.
El entendimiento será incorporado a una Ley de Clima para toda la Unión Europea (UE), actualmente en preparación, que deberá estar listo en junio próximo.
Constituye una fuerte señal al mundo, dijo en una conferencia de prensa Joao Pedro Matos Fernandes, ministro de Medio Ambiente de Portugal, el país que ocupa la presidencia rotatoria de la UE.
El acuerdo se consiguió el día antes de la fijada cumbre global virtual sobre clima convocada para mañana por el presidente estadounidense, Joe Biden, y a la que ya confirmaron participación sus homólogos de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping.
Durante la cita, se espera que Washington presente sus propias metas de reducción de emisiones para 2030.
El vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans saludó el acuerdo al considerar que refuerza la posición europea en el mundo.
Entre las críticas, vertidas por representantes de organizaciones ecologistas y de diverso signo político, se menciona que el acuerdo es global y no por países como se reclamaba, además de ser una meta mínima.
Para el presidente del Comité de Medio Ambiente en el Parlamento Europeo, el eurodiputado liberal Pascal Canfin, la institución estaba dispuesta a ir aún más lejos (quería reducir las emisiones en 60 por ciento), aunque reconoció el compromiso como ambicioso.
Con el fin de garantizar que se desplieguen esfuerzos suficientes para reducir y prevenir las emisiones hasta 2030, introdujeron un límite de 225 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono a la contribución de las absorciones al objetivo neto.
Igualmente, acordaron que la Unión tendrá como objetivo lograr un mayor volumen de sumidero neto de carbono para 2030.
Además, se creará un Consejo Asesor Científico Europeo sobre Cambio Climático, compuesto por 15 expertos científicos de alto nivel con un mandato de cuatro años, que elaborarán los presupuestos indicativos de efecto invernadero y revisarán la legislación europea en aras de la meta.
El Consejo deberá proponer objetivos intermedios para 2040 y garantizar el cumplimiento del Acuerdo de París, de 2015, que establece la meta de no subir la temperatura media del planeta más allá de dos grados Celsius con relación a la era preindustrial.
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