‘Determiné que nuestra neutralidad climática en Brasil se alcanzará para 2050. Por lo tanto, lo adelanto en 10 años a lo previamente anunciado’, aseguró el mandatario. Tal imparcialidad significa poner a cero el balance de emisiones de carbono.
Según el gobernante brasileño ‘entre las medidas necesarias para lograrlo, destaco aquí el compromiso de eliminar la deforestación ilegal para 2030 con la plena y pronta aplicación de nuestro código forestal’.
Con ello, añadió, ‘reduciremos nuestras emisiones en casi un 50 por ciento para esa fecha’.
Bolsonaro señaló que ‘como poseedor de la mayor biodiversidad del planeta y como potencia agroambiental, Brasil está a la vanguardia del enfrentamiento al calentamiento global’.
Tras dos años de gobierno, con evidentes registros de destrucción de los bosques y una errada política medioambiental, los países prestos a ofrecer apoyo financiero exigen primero que el gigante sudamericano muestre resultados concretos en el descenso de la desaparición de las masas forestales.
Desde que asumió el poder en enero de 2019, organizaciones no gubernamentales ambientalistas denuncian la negativa de Bolsonaro a demarcar las tierras indígenas, la promesa de abrirlas para la explotación y la tala indiscriminada.
También señalan el desmantelamiento sistemático y deliberado de la capacidad operativa del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, así como la legalización de actos ilegales de grilagem (falsificación de documentos para tomar pose) de tierras públicas.
La declaración del exmilitar tuvo lugar durante la cumbre del clima, un encuentro virtual de dos días organizado por el presidente estadounidense, Joe Biden.
En total, la vídeoconferencia reúne a 40 líderes, entre ellos el chino Xi Jinping y el ruso Vladímir Putin.
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