Un informe aprobado por el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo sobre la nación euroasiática, expresa la preocupación del bloque regional por lo que considera un ‘alejamiento de los estándares europeos’ por parte de Turquía.
Los eurodiputados destacaron que la política exterior de Ankara busca la confrontación con la UE, en particular con Grecia y Chipre.
El fracaso al abordar las preocupaciones del bloque sobre libertades fundamentales y el Estado de Derecho en Turquía tiene efectos negativos en las negociaciones, según el informe divulgado por medios de prensa.
Tal postura de Ankara pudiera derivar en el fracaso de las conversaciones, reanudadas tras años de estancamiento, indica el texto.
En ese escenario, los eurodiputados pidieron a la nación euroasiática muestras de su compromiso para encauzar las relaciones, y que revierta la tendencia negativa.
Esas demandas aluden directamente al deterioro de los derechos en ese país, donde según el informe, el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan encarcela de forma masiva y continua a periodistas, activistas por los Derechos Humanos y opositores políticos.
Desde la pasada semana, delegaciones de la UE y Ankara dialogan en la capital turca centradas en la disputa por el control de los recursos en el mar Mediterráneo.
El ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, y su par griego, Nikos Dendias, ofrecieron una rueda de prensa en medio de las conversaciones, calificadas de tensas por medios locales, en la que reafirmaron la importancia de reanudar el diálogo y abogaron por la desescalada de las tensiones.
Nuestros países están destinados a vivir juntos en la zona, con todos los problemas complejos que eso acarrea, comentó Dendias, según el diario griego Kathimerini.
Pero, agregó, los avances no serían palpables a menos que disminuyan las ‘acciones incendiarias y los comentarios’ por parte de Turquía.
De su lado Cavusoglu habló sobre la situación de la minoría musulmana en la región de Tracia, que abarca territorios en Bulgaria, Grecia y Turquía, y acusó al Gobierno heleno de devolver a unos 18 mil migrantes que arribaron a sus costas.
Instó a formar comisiones para la restauración de monumentos otomanos en la nación helena, asunto también áspero en las relaciones bilaterales, laceradas, además, por temas religiosos y culturales.
El canciller turco insistió en que las actividades del país en el mar Mediterráneo son ‘completamente legales’ y calificó de inaceptables las sanciones de la UE contra Ankara.
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