Un vocero dijo que el proceso comenzó de forma coordinada y con especial atención a las medidas de seguridad, y tardará unos meses, aunque no especificó una fecha para su conclusión.
‘La retirada ha comenzado. Será un proceso ordenado, coordinado y deliberado. La seguridad de las tropas será una prioridad absoluta en cada etapa’, añadió tras especificar que cualquier ataque de los talibanes sería respondido con fuerza.
Tras dos décadas de presencia militar extranjera, organizaciones de derechos civiles expusieron en foros internacionales los desmanes cometidos por la aviación y tropas de la OTAN en ese Estado, con la muerte de cientos de civiles.
Los miembros de la OTAN acordaron el pasado día 14 el inicio de la retirada de sus fuerzas, al reconocer que no existe una solución militar para los desafíos enfrentados por el país centroasiático, atacado por Estados Unidos en 2001 con el pretexto de combatir grupos terroristas.
Hace una semana, el gobierno de Alemania adelantó que pretendía retirar sus más de mil 300 uniformados en torno al 4 de julio, aunque supeditaba la decisión final a la alianza noratlántica.
El presidente norteamericano, Joe Biden, decidió el retiro de sus militares para antes del 11 de septiembre, lo cual desencadenó el anuncio de la OTAN.
Estados Unidos mantiene unos dos 500 soldados, entre los europeos además de los alemanes, Italia tiene 895 y Reino Unido, 750.
La salida de los militares extranjeros coincidió con la visita relámpago del ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, al contingente de su país en Kabul.
Al hablar de lo conseguido dijo que fue posible por los 20 años de presencia de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas) en suelo afgano.
Igualmente, patentizó su seguridad de que los talibanes tienen el interés de construir una nación con futuro.
El retiro se produjo dos días antes de la fecha prevista por la OTAN. Maas prometió un apoyo diplomático al proceso de paz.
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