Según informó la entidad en un comunicado, el Reino Unido le comunicó que reducirá en un 85 por ciento su contribución a la agencia de salud sexual y reproductiva, lo que significa que en lugar de los 211 millones de dólares comprometidos, solo entregará 23 millones de dólares este año.
Esta reducción será devastadora para las mujeres y niñas y sus familias en todo el mundo, apuntó la UNFPA, tras alegar que con los 180 millones de dólares faltantes se podrían evitar 250 mil muertes maternas e infantiles, 14,6 millones de embarazos no deseados y 4,3 millones de abortes inseguros.
Aunque reconoció la difícil situación económica que enfrentan los países donantes debido a la pandemia de Covid-19, el organismo de la ONU lamentó que su mayor contribuyente decida incumplir con sus compromisos en el momento en que se ahondan las desigualdades y la solidaridad internacional es más necesaria que nunca.
El gobierno conservador británico anunció en noviembre pasado que recortará en unos cinco mil millones de dólares el monto de su ayuda al desarrollo debido al impacto económico de la Covid-19.
Según explicó el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, durante la presentación al Parlamento del proyecto de presupuesto para este año fiscal, en lugar del equivalente al 0,7 por ciento del Producto Interno Bruto establecido por ley, el Reino Unido aportará en 2021 el 0,5 por ciento, aunque con la promesa de retomar la cifra anterior tan pronto como las condiciones lo permitan.
La decisión es criticada por organizaciones no gubernamentales e instituciones caritativas, líderes religiosos como el arzobispo de Canterbury y legisladores de todo el espectro político británico por considerar que contribuirá a acentuar el terrorismo, la emigración y el problema de los refugiados en las regiones más pobres del planeta.
Aunque el gobierno británico no ha publicado aún la lista de países e instituciones afectadas ni el monto de los recortes, el diario Independiente aseguró la semana pasada Syria, Somalia, la República Democrática del Congo, Libia, Nigeria y el Líbano perderán más de la mitad del financiamiento.
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