Falcón, vicepresidente del evento musical durante los cuatro años de existencia, declaró a la prensa que en la occidental provincia de Matanzas ha existido una importante tradición en ese género nacido en el sur de Estados Unidos a fines del siglo XIX.
‘Las corrientes religiosas, culturales, heredadas en Cuba y sobre todo en el territorio matancero tienen un riquísimo acervo como las culturas Yoruba, Arará, el Iyesá, el Congo y el Bantú’, señaló el músico que con sólo 39 años posee una amplia trayectoria profesional.
Y esa herencia, amplió, se ha fusionado a lo largo de todos estos años con influencias variadas como la española.
Recordó que el IV Festival desarrolló cuatro jornadas con músicos cubanos de mucho prestigio, algunos radicados en el exterior como Ramón Valle, que donó su obra; y Horacio ‘El Negro’ Hernández, importante baterista de la escena del latin jazz.
Citó la presencia de Janio Abreu y Aires de Concierto; Orlando Valle, Maraca; el Maestro Bobby Carcassés, Premio Nacional de Música; Harold López Nussa, Aldo López Gavilán, Yassek Manzano, y al también percusionista Marcos Morales.
‘Se nos han sumado también internacionales como Victor Goines, clarinetista de la Linconl Center de New York, y muchos más que nos han enviado sus obras desde otras partes del mundo como Francia, Brasil, y Australia, y han donado videos para el Festival.
A juicio de Falcón, la cita jazzística fue una gran fiesta y tendió puentes entre intérpretes de Matanzas, Cuba y el mundo.
Completaron la agenda las conferencias El jazz vocal: apuntes para una historia; La leyenda de El ciego maravilloso, sobre Arsenio Rodríguez; y El jazz y los derechos humanos: diversidad, inclusión y libertad de improvisación, así como el panel Matanzas para el jazz y viceversa.
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