En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, el sociólogo reflexionó primero sobre el protagonista central de la recuperación de la democracia y de las condiciones para dar continuidad al cambio liderado por el presidente Evo Morales (2006-2019): el pueblo boliviano.
La organización y manifestaciones de la población en las calles y otros espacios a través de los movimientos sociales pusieron freno al gobierno golpista, destacó Paz, docente de la Universidad Mayor de San Andrés. Ante la crisis heredada, el nuevo Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), con Luis Arce y David Choquehuanca como principales figuras, priorizaron el combate a la Covid-19, precisó el también investigador vía Internet.
Favorecieron la realización de mayores pruebas de control masivo de la enfermad, la compra de vacunas, el mejoramiento de la infraestructura, la dotación de materiales de bioseguridad a los trabajadores de la salud y el desembolso de recursos económicos, agregó.
Esto junto a una campaña para que, mediante la organización social de base, se desarrollen procesos de prevención de contagios del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la pandemia, y tratamientos con productos naturales, incluso enfrentando los paros y la oposición de gremios de médicos, subrayó el experto.
En segundo término -describió-, el Ejecutivo boliviano se vio obligado a rescatar el área financiera mediante la entrega de bonos a las familias, mientras postergaba los pagos de préstamos e intereses bancarios.
Además, abrió líneas de crédito a pequeños y medianos productores y mantuvo la estabilidad y los precios de los artículos básicos, evitando así la paralización de las actividades económicas, afirmó Paz.
Por otra parte, el presidente Arce estableció mecanismos de relación, comunicación y consultas continuas con las organizaciones sociales, sindicales y gremiales, acotó.
Un cuarto aspecto consistió en respaldar las acciones del poder judicial y la Fiscalía relacionados con los procesos legales contra los autores de la asonada golpista y las masacres de Senkata (El Alto, La Paz) y Sacaba (Cochabamba) a fines de 2019, detalló.
Arce prosiguió igualmente con el proceso electoral, en los municipios y los nueve departamentos del territorio, para afianzar la participación democrática de los ciudadanos, explicó.
Sin embargo, opinó, aún faltan las medidas estratégicas vinculadas al ordenamiento político y económico que permitan apreciar la profundización del proceso de liberación nacional y antiimperialista.
Ello, argumentó, probablemente debido a la urgencia de las crisis que debió enfrentar de inmediato la administración del MAS en el poder.
BOLIVIA Y EL PROYECTO EMANCIPADOR DE INTEGRACIÓN
El proyecto emancipador de la integración y unidad de América Latina y el Caribe, que avanzó de manera radical y efectiva durante los primeros quince años de este siglo, se ha visto frenado, aseveró el politólogo boliviano.
La acción del imperialismo norteamericano a la par de los gobiernos de Colombia, Chile, Brasil y Ecuador, fundamentalmente, tuvo su impacto, lamentó.
Afectó los pasos dados entre Venezuela, Cuba, Brasil, Argentina y Ecuador con la formación de la Alternativa Bolivariana (ALBA), las Unión de Naciones del Sur (Unasur) y las Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), expresó.
En este contexto, con los ejecutivos progresistas de Argentina, México y los antiimperialistas de Venezuela y Cuba, se hace imprescindible retomar las banderas bolivarianas, sostuvo.
Bolivia, que mantiene buenas relaciones con esos cuatro países, debería desarrollar una política internacional más agresiva para retomar la integración como proceso de liberación y unidad de la Patria Grande, finalizó el autor de varios escritos sobre estas temáticas.
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