David Brooks, representante del diario mexicano en Estados Unidos, asegura que los casi cuatro mil millones de dólares anuales en asistencia militar que ahora otorga Washington a Israel no tienen condiciones, y es parte de un acuerdo de 10 años para un total de 38 mil millones firmado por Barack Obama.
El gobierno de Joe Biden, denuncia Brooks, pretende que sólo desea frenar la violencia de ambos lados y trabaja a través de canales diplomáticos para lograrlo, y oculta que Estados Unidos no es un observador más, sino un cómplice en los crímenes de guerra de Israel.
Las balas y bombas israelíes que asesinaron ya a 200 civiles palestinos, entre ellos 58 niños, fueron financiadas en gran parte por Washington, asegura el corresponsal del diario mexicano.
También es cómplice en bombardear las oficinas de Associated Press y Al Jazeera este fin de semana, algo que el gobierno de Israel llamó objetivo legítimo, es un ataque contra todos los periodistas del mundo.
Aun con la mayoría de la comunidad internacional condenando la ofensiva bélica, Estados Unidos decidió no presionar a Israel por un cese del fuego inmediato, y mientras, paraliza al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas para evitar que emita una declaración.
También impide una resolución para frenar el derramamiento de sangre, mientras Israel anuncia que tiene la intención de continuar con sus ataques bélicos y le tomará tiempo cumplir con ese objetivo, agrega Brooks.
La Jornada denuncia que Washington sigue con la pantomima de que este conflicto es uno entre dos fuerzas hostiles, o sea, simétrico. Pero la asimetría está a la vista de cualquiera.
Y para acabar con la tontería de un supuesto conflicto simétrico, todo mundo sabe que Israel es una potencia nuclear –con por lo menos 80 armas nucleares y tal vez hasta 300– con la complicidad de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otros aliados.
Washington insiste en que está trabajando incansablemente para frenar el conflicto como si fuera un simple actor internacional más, y aunque dice buscar una solución de dos Estados, siempre empieza con la vieja consigna empleada por ambos partidos en Washington: Israel tiene derecho a defenderse.
Pero, ¿por qué casi nunca se pregunta cuáles son los derechos del pueblo palestino, como escribió el senador Bernie Sanders en un artículo publicado en el New York Times el viernes?, pregunta el corresponsal del diario mexicano. El gobierno de Benjamín Netanyahu en Israel es parte de los movimientos autoritarios nacionalistas que están surgiendo en varias partes del mundo, es una respuesta.
Y concluye: ya no podemos ser apologistas del gobierno derechista de Netanyahu, y Estados Unidos, para tener credibilidad, tiene que hacer cumplir las normas internacionales de derechos humanos.
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