‘La situación está escalando de manera directa y clara. Está deliberadamente politizada, las acusaciones no confirmadas suenan y las etiquetas ya están pegadas’, comentó Anatoli Glaz, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Belarús.
Glaz opinó que no existe un deseo aparente de entender los hechos de forma objetiva. ‘En cambio, los eslóganes sobre las sanciones sonaron de inmediato’, advirtió, según la agencia de noticias Belta.
Al mediodía de ayer, una nave de la línea aérea Ryanair que viajaba sobre territorio belaruso en dirección a Vilna, la capital de Lituania, desde Atenas, aterrizó de emergencia en esta ciudad por una amenaza de bomba que luego no se confirmó.
Por su parte, el operador de vuelos internacionales de Lituania dijo que la nave realizó el aterrizaje de emergencia debido a un conflicto entre un pasajero y uno de los miembros de la tripulación, aunque no se especificó el motivo.
En el avión viajaba Roman Protasevich, exeditor jefe y uno de los fundadores del canal Nexta Telegram, considerado extremista en Belarús y sujeto a cargos judiciales, quien fue detenido en el aeropuerto de Minsk.
Según el Ministerio de Defensa de Belarús, un avión caza MiG-29 escoltó la aeronave con 123 pasajeros a bordo hasta la terminal aérea, indicó la agencia de noticias TASS.
Estados Unidos, la Unión Europea y varias naciones occidentales calificaron el incidente de ‘secuestro’ para detener a Protasevich y solicitaron sanciones contra el Gobierno belaruso.
Sobre el suceso, Glaz consideró ‘comprensible y triste’ que los pasajeros enfrentaran ciertos inconvenientes, pero aseguró que la actuación de la tripulación de la aeronave ‘parece estar plenamente justificada’.
El vocero de la Cancillería de Minsk subrayó que las autoridades del país acataron las normas internacionales establecidas.
Señaló que Belarús garantiza total transparencia en sus acciones. ‘Si es necesario, aceptará expertos y demostrará todos los materiales para excluir insinuaciones’, apuntó.
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