Según reportes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), hasta 400 mil personas pueden ser desplazadas, pues las autoridades piden a quienes viven en varias regiones de la ciudad de Goma abandonar sus hogares cuanto antes, debido al riesgo de otra erupción.
Al respecto, esa entidad subrayó que los menores de edad están expuestos a un mayor riesgo durante la evacuación masiva.
El representante de Unicef en la República Democrática del Congo, Edouard Beigbeder, llamó a estar alertas antes esas vulnerabilidades, como problemas de protección y nutrición, y peligros para la salud como las enfermedades transmitidas por el agua y especialmente la propagación del cólera.
También solicitó asistencia internacional urgente para abordar lo que amenaza con ser una catástrofe para los niños.
Miles de personas se dirigen desde Goma a la cercana ciudad de Sake, área propensa a brotes de cólera, donde ya se reportaron unos 19 casos sospechosos en las últimas dos semanas.
Además, Unicef detectó a casi mil niños que fueron separados de sus padres en medio del caos que siguió a la erupción del 22 de mayo: actualmente, ya logró reunir a unos 700 menores con sus progenitores.
Pero, señaló, más de 170 familias todavía buscan infantes perdidos y ahora aumentan la preocupación de que las nuevas evacuaciones masivas resulten en la separación de más menores.
Al menos 32 personas murieron en la República Democrática del Congo tras la reciente erupción del Nyiragongo, entre ellos, tres niños.
Igualmente, se registran unas 40 personas desaparecidas y más de dos dos mil viviendas destruidas, de acuerdo con reportes preliminares.
Ante la posibilidad de una nueva actividad del volcán Nyiragongo, las autoridades ordenaron la víspera la evacuación preventiva de habitantes en zonas de riesgo.
Tras el derrame de lava del pasado 22 de mayo, la ciudad de Goma y otras localidades cercanas al cráter, en la provincia de Kivu Norte, están bajo los efectos de persistentes movimientos telúricos.
Nyiragongo figura entre los volcanes más activos de la región africana de los Grandes Lagos y una erupción anterior en enero de 2002 provocó alrededor de un centenar de muertos.
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