La vanguardia del golpe fue la prensa: analistas, articulistas, periodistas en general, conformaron ‘todo un ejército’ que barrió con la posibilidad de defensa del gobierno en materia de disputa, de debate, aseguró el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana.
El sociólogo Eduardo Paz consideró centrales las acciones periodísticas en la preparación y ejecución de la asonada golpista, al dar atención especial a noticias, comentarios y reportajes de políticos, voceros y agentes del imperialismo como Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos.
Desde un año antes, recordó el catedrático, ‘anticipaban’ un fraude electoral y calificaban de dictador al presidente Evo Morales (2006-2019), quien ganó tres elecciones con más del 58 por ciento de los votos, y se convertían en portavoces del motín policial y de los militares.
Además, remarcó el investigador, fueron el soporte ideológico y comunicacional del régimen de facto encabezado por Jeanine Áñez y de los intereses que representaba: los de la dominación geopolítica estadounidense, terratenientes y agroindustriales del oriente, los grandes bancos, fondos de pensiones, las transnacionales, entre otros.
Los mismos, acotó Paz, que criticaron las movilizaciones populares de protesta de la Central Obrera Boliviana, el Pacto de Unidad y el Movimiento al Socialismo (MAS) contra el régimen de Áñez y sus intentos de prorrogarse en el cargo.
Nuevo mapa de actores de Bolivia, investigación publicada por la fundación alemana Friedrich Ebert, dedicó un capítulo a los medios de comunicación nacionales, donde reafirmó la alineación de estos a ‘un nuevo bloque de poder’, en alusión al ejecutivo transitorio, según la politóloga Susana Bejerano, autora del texto junto al periodista Fernando Molina.
‘Dejaron de ser el puente entre la sociedad y lo que sucede, empiezan como un actor político que sentencia lo que ocurre’, explicó la analista respecto a las coberturas de los diarios Página Siete, Los Tiempos y El Deber.
Algunos, al estar muy al ritmo de las capas medias opositoras que demandaban a Morales, cumplieron un rol de clase, agregó Bejerano.
¿OTRA VEZ LOS MEDIOS?
Más de un año después del golpe de Estado que obligó a dimitir a Morales, la articulación de medios de comunicación de la oligarquía empresarial, coadyuvada por las redes de Internet, desarrolla una campaña de complot contra las máximas autoridades del país, señaló Paz, profesor de la Universidad Mayor de San Andrés.
Unidos a la oposición conservadora neoliberal, pretenden debilitar y condicionar las políticas del presidente boliviano Luis Arce dirigidas a superar las crisis sanitarias y económica e impedir las estrategias que consoliden el proceso nacional-popular, puntualizó.
No solamente especulan sobre diferencias, divisiones de la actual administración, sino que, comentó, difunden igualmente versiones e interpretaciones sesgadas de discursos y declaraciones de sus autoridades.
También, subrayó, amplifican declaraciones de líderes de opinión, políticos, periodistas y analistas defensores del golpe antidemocrático de fines de 2019 y destacan que los funcionarios del MAS ahondan las dificultades del pueblo boliviano.
El representante del Comité Cívico de la ciudad de El Alto, Gregorio Mamani, solicitó a la Fiscalía una pesquisa de las extitulares de Comunicación Roxana Lizárraga e Isabel Fernández, por agresiones a periodistas, cierre de medios y la muerte del reportero argentino Sebastián Moro el 11 de noviembre de 2019.
El diputado del MAS Juanito Angulo sostuvo al respecto que durante el año de gestión de Áñez la policía y turbas afines al régimen persiguieron y detuvieron a muchos periodistas solo por informar a la comunidad, lo cual debe ser investigado y los responsables, sancionados, exigió.
La red conspirativa de 2019 está intacta y puede volver a actuar de manera similar a lo sucedido en 1980, alertó el abogado Aldo Michel, testigo acusador en el juicio al exmandatario de facto Luis García Meza.
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