El martes, en la última cuenta pública de su mandato, Piñera sorprendió a todo Chile dando un giro de 180 grados al anunciar que ‘ha llegado el momento del matrimonio igualitario’ y que pondrá máxima urgencia a un proyecto sobre el tema estancado hace años en el Parlamento.
A muchos llamó la atención que el avance de ese proyecto, presentado en 2017 por la entonces presidenta Michelle Bachelet, fue impedido precisamente por Piñera y las fuerzas de derecha más conservadoras.
El inesperado anuncio generó suspicacias en la oposición, que duda de su sinceridad, y un fuerte malestar dentro de la coalición oficialista Chile Vamos, en especial en los grupos más conservadores.
Al respecto, Manuel José Ossandón, senador del partido Renovación Nacional, lo calificó de una ‘estrategia comunicacional’ del mandatario para ganar apoyos en algunos sectores.
El Presidente -criticó Ossandón- ‘tiró una bombita para zafar de los otros temas, de la responsabilidad que él tiene por haber llegado tarde, no haber escuchado a nadie, ni haber negociado con nadie, para haber buscado una solución para enfrentar la pandemia’ de la Covid-19.
Consideró que ‘fue una estrategia para llevar la atención a un tema que es importante para mucha gente, pero no es el tema prioritario hoy’, con lo cual concuerdan también analistas políticos para los cuales el giro de Piñera es ‘una bomba de humo’.
Incluso, los miembros del gabinete han sido cautelosos en sus comentarios, con excepción del vocero del Gobierno, Jaime Bellolio, quien defendió lo expresado por Piñera, pero admitió que se enteró de la decisión del mandatario ‘minutos antes de comenzar la cuenta pública’.
En declaraciones a una radioemisora, Bellolio intentó restarle importancia al problema al calificar de exagerado ‘que algunos quieran cortar puentes con el Gobierno por esto’.
Pero el desconcierto en la derecha va más allá, y la vicepresidenta de la Unión Demócrata Independiente (UDI), María José Hoffmann, en declaraciones a la televisora ChileVisión, dijo que ‘los electores que votaron por nosotros ahora no saben qué esperar’.
Acto seguido dijo tener la convicción de que Piñera quiso dar una señal de apoyo a Sebastián Sichel (considerado la apuesta presidencial del gran empresariado) en detrimento de otros candidatos presidenciales de la derecha, entre ellos Joaquín Lavín, el mejor valorado.
También desde le UDI y en la misma línea el senador Iván Moreira, señaló que ‘el Presidente juega peligrosamente con temas muy delicados y con estrategias político comunicacionales que apuntan con apoyos explícitos al candidato presidencial Sebastián Sichel’.
Incluso, algunos analistas hablan del inicio de una ‘guerra’, entre el gobierno y la derecha.
Al respecto consideran significativo que la víspera en la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, los legisladores de la UDI pidieran extender hasta diciembre la entrega a las familias de un Ingreso Familiar de Emergencia.
La propuesta inicial del gobierno sobre ese tema preveía entregar esa ayuda solo hasta agosto, con lo cual la UDI subió la parada y, de paso, entorpeció el avance de esa medida que Piñera presentó con un gran despliegue mediático.
Todo esto, sin contar el revuelo causado por las palabras de Piñera en el mundo religioso, donde los evangélicos las catalogaron de traición, mientras que la Iglesia Católica también dejo clara su posición en una declaración de la Conferencia Episcopal.
En el texto, tras reiterar que para la Iglesia el único matrimonio es el de un hombre y una mujer, los obispos dijeron esperar que sus palabras ‘puedan ayudar al discernimiento de quienes ejercen la responsabilidad de legislar’.
La situación de Piñera la sintetizó en Twitter el reconocido escritor Jorge Baradit, al señalar que como si el gobierno no tuviera ningún problema, ‘se inventó otro más, solito. Plantea la ley de matrimonio igualitario, acto seguido: nadie en la oposición le cree, su sector lo odia aún más’.
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