Según el diario, aunque las declaraciones de Biden no fueron dirigidas a ninguna nación en particular, en México la interpretan como respuesta a una carta diplomática para que la Casa Blanca cese el financiamiento ilegal a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.
Biden expresó que la lucha contra la corrupción la eleva al rango de pilar de la política exterior de Washington lo cual es grave, y emitió una orden a agencias de su Gobierno como la de ayuda al desarrollo (Usaid, por sus siglas en inglés), DEA, CIA y otras, a elaborar recomendaciones a esos efectos.
Afirmó que su nación será ‘líder por medio del ejemplo y en asociación con aliados, sociedad civil y el sector privado’ en esa tarea y, en consecuencia, seguirá financiando a organizaciones no gubernamentales y periodistas de investigación en otros países.
En otras palabras, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad seguirá recibiendo dinero directo de la embajada estadounidense en Ciudad de México, al igual que periodistas, para atacar al Gobierno y hacer llamados a votar contra el partido Morena como la Iglesia católica y unos 50 columnistas dentro y fuera del país.
Esa tardía respuesta del gobierno demócrata a México, denuncia La Jornada, se produce en forma ominosa: mediante la formulación de una nueva doctrina para el permanente injerencismo de Washington en otros países.
Esta política imperial, añade, que ha tenido en las naciones de América Latina y el Caribe a sus principales víctimas, se remonta al nacimiento mismo de Estados Unidos y ha tomado como pretextos sucesivos el ‘destino manifiesto’, la lucha contra el comunismo, la guerra contra las drogas, el impulso al progreso y el combate al terrorismo.
El diario revela que el documento enviado a todos los departamentos del gabinete estadounidense resulta histórico de una manera nefasta, pues inaugura un nuevo capítulo en la tradición intervencionista de la superpotencia.
En él, la Casa Blanca proclama que se arroga el derecho a impulsar o crear actores extralegales de combate a la corrupción en otros países, con total arbitrariedad en la selección de sus personeros.
México ya es testigo del tipo de formaciones con las que Washington gusta de asociarse: diversas investigaciones periodísticas señalan a Mexicanos contra la Corrupción…por sus prácticas fiscales opacas, su sesgo político, sus vínculos oscuros en el mundo empresarial y su proyección encubierta de poder económico en los asuntos públicos.
La Jornada expresa que es ineludible señalar la hipocresía de Biden en el apoyo a periodistas de investigación cuando los últimos tres presidentes de su país llevan más de una década persiguiendo a Wikileaks, que puso en manos de informadores y del público el mayor cúmulo de información sobre violaciones a los derechos humanos y otras formas de abuso de poder.
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