Aunque los padres adoptivos de Seid Visin, exintegrante de las escuadras juveniles de los clubes Milán y Benevento, afirman que su decisión extrema no fue resultado de la discriminación racial, la carta escrita a su sicóloga en enero de 2019 reveló fuertes sentimientos de angustia por ese motivo.
En la misiva, leída en el funeral, el joven contó como tuvo que abandonar un empleo porque muchas personas, principalmente ancianas, rechazaban ser atendidas por él y le achacaban la responsabilidad de que muchos jóvenes italianos no tuvieran trabajo.
Algo cambió dentro de mí: como si se hubieran creado automatismos inconscientes en mi cabeza, como si me avergonzara de ser negro, como si tuviera miedo de ser confundido con un inmigrante, como si tuviera que demostrarle a la gente que no me conocían que era como ellos, que era italiano, que era blanco, expresó entonces.
‘Perdónanos si puedes’, escribió el secretario del Partido Democrático, Enrico Letta, en Facebook, mientras la diputada Laura Boldrini describió la carta como ‘un golpe en el estómago’ y su colega Erasmo Palazzotto pidió que la lean quienes niegan la existencia de racismo en Italia. Estremecedora también la despedida de su amigo con quien compartió habitación en Milán, el portero de la selección italiana de fútbol, Gianluigi Donnarumma, quien en declaraciones a la agencia ANSA apuntó que ‘han pasado algunos años, pero no quiero olvidar su sonrisa increíble, su alegría de vivir’.
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