Las imágenes que semejan las siluetas de los cuerpos que dibujan los policías cuando investigan un crimen, comienzan en la plaza Bolívar por la carrera Séptima, hasta el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
La monumental imagen forma parte de la narrativa de la protesta social que acude al arte para tomar las calles, muros y andenes.
De esa forma, a lo largo de este estallido social que llega ya a sus 40 días, son visibles las diversas maneras de protestar contra el gobierno de Iván Duque.
El pasado 28 de abril comenzó un paro nacional para rechazar una lesiva reforma tributaria, impulsada por la administración de Duque que aumentaba los impuestos a bienes y servicios y creaba nuevos gravámenes.
Las protestas llevaron a un estallido social, marcado por la represión de la fuerza pública con saldo de más de 70 muertos, cientos de heridos y desaparecidos, decenas de violaciones sexuales, personas con lesiones y pérdida de alguno de sus ojos, torturas, y otras violaciones a los derechos humanos.
Las movilizaciones comenzaron de forma tradicional, pero los manifestantes en aras de mostrar que no son ‘vándalos’ como sectores de la derecha los califican, acuden a las más diversas expresiones culturales para plantear sus demandas.
Los colombianos exigen el cese de la violencia policial, militar y de grupos civiles amparados por los uniformados; demandan el cumplimiento integral del Acuerdo de Paz, desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios, más empleo, facilidades de estudios para los jóvenes, justicia y esclarecimiento de los falsos positivos, que suma miles de víctimas, entre otras.
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