En un ataque ocurrido durante la madrugada del sábado pasado y del cual ningún grupo armado asumió la autoría, perecieron 160 aldeanos –una veintena niños- y dejó un total de 40 heridos, así como aterrorizó a la población de la zona lo cual provocó una escalada en el flujo migratorio.
El portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Babar Baloch, reiteró la condena del organismo al ataque, en el cual también se incendiaron numerosas viviendas y el mercado del lugar, y agregó que entre los nuevos desplazados hay más de dos mil menores a quienes se trasladaron a ciudades cercanas como Sampelga y Sebba.
‘Han llegado con pocas pertenencias o sin nada. La mayoría acogieron en forma generosa familias locales, que están compartiendo lo poco que tienen’, indicó el funcionario, antes de resaltar las necesidades básicas de estas personas, quienes requieren en forma urgente agua, alojamiento y atención médica.
Asimismo, el funcionario manifestó que las autoridades entregaron casi 400 toneladas de alimentos y miles de bienes de ayuda, y los socios de Acnur ofrecen atención médica y apoyo psicosocial, mientras se edifican 200 alojamientos para acoger a los desplazados.
Según Baloch, se requieren más recursos para incrementar la respuesta a la actual situación humanitaria y apuntó que ‘la creciente inseguridad y la presencia de grupos armados en regiones de Burkina Faso dificultan cada vez más la entrega de ayuda y protección a los necesitados.
El vocero del Acnur describió el empleo de violencia extrema en Solhan, una matanza ocurrida semanas después de que individuos armados dispararan a un vehículo del Alto Comisionado en la carretera hacia el campamento de Goudoubo, donde residen cerca de 12 mil 200 refugiados y solicitantes de asilo procedentes de Mali.
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