Los resultados de la investigación, publicada en la revista científica Molecular Psychiatry, alertan que las personas cuyo patrón de sueño va en contra de su reloj corporal natural tienen más probabilidades de sufrir depresión y niveles de bienestar más bajos.
Según se explica, la pandemia por la Covid-19 ha introducido una nueva flexibilidad en los patrones de trabajo para muchas personas y este estudio puede ayudar a defender unos hábitos laborales más adaptables a las necesidades de los individuos.
El equipo se basó en una investigación anterior en la cual se identificaron 351 genes relacionados con el hecho de ser madrugador o noctámbulo y utilizaron un proceso estadístico denominado aleatorización mendeliana para examinar si estos genes estaban asociados de forma causal con siete resultados de salud mental y bienestar, incluida la depresión.
Utilizaron información de más de 450 mil adultos de Reino Unido, que se encontraba en la base de datos biomédica, y el recurso de investigación UK Biobank; además, los participantes completaron un cuestionario sobre si eran personas matutinas o nocturnas.
El equipo también midió la variación del patrón de sueño entre los días de trabajo y los días libres en más de 85 mil participantes del Biobanco de Reino Unido, de los cuales se disponía de datos sobre el sueño.
Descubrieron que las personas más desalineadas con respecto a su reloj corporal natural eran más propensas a declarar depresión y ansiedad; así como a tener un menor bienestar.
Además, encontramos las pruebas más sólidas hasta ahora de que ser una persona madrugadora protege de la depresión y mejora el bienestar, asegura Jessica O’Loughlin, de la Universidad de Exeter, y autora principal del estudio.
‘Creemos que esto podría explicarse por el hecho de que las exigencias de la sociedad hacen que los noctámbulos sean más propensos a desafiar su reloj corporal natural, al tener que levantarse temprano para trabajar’, explicó la investigadora.
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