El mandatario interrumpió ayer las pláticas sobre su plan de inversiones en infraestructura con la senadora Shelley Moore Capito, principal negociadora republicana en la Cámara Alta sobre el tema, luego de que su discusión del viernes dejara a las partes muy separadas en temas clave.
En cambio, avanzará en las discusiones con un grupo bipartidista de senadores, que alistan por separado otra propuesta de infraestructura de alrededor de 880 mil millones de dólares, menos que la cifra superior que defiende Capito y por debajo de los dos billones que quiere la Casa Blanca.
Los senadores de ambos partidos describieron el martes el estado de las negociaciones de infraestructura como ‘un choque contra una pared de ladrillos’.
Eso fue momentos antes de que el presidente Biden declarara que terminaron semanas de discusiones con Capito y otros republicanos, un resultado que describió como decepcionante.
Por otra parte, el senador Joe Manchin (D) golpeó la agenda demócrata al dejar en claro su continua oposición a la Ley For the People, una amplia legislación sobre el derecho al voto que Biden promociona como una prioridad máxima a medida que los estados liderados por el Partido Republicano aprueban iniciativas destinadas a restringir el acceso a las urnas.
Los demócratas parecen no tener un plan, lo que provocó nuevos llamados a la acción del líder de la mayoría del Senado Charles Schumer (D) y Biden, quien ahora asesorará las pláticas desde lejos.
Al respecto, Casey Burgat, director del programa de asuntos legislativos de la Universidad George Washington, dijo a The Hill que la óptica de salir de Washington D.C., mientras sus prioridades están atascadas, obviamente no es ideal.
La presión sobre Biden para avanzar en diferentes fases de su agenda se produce cuando está ansioso por causar una fuerte impresión en los líderes extranjeros de que la política exterior estadounidense está cambiando en relación con los años del expresidente Donald Trump.
Si bien el jefe de la Casa Blanca tiene reuniones programadas durante los próximos días con el primer ministro británico, Boris Johnson, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y el mandatario ruso, Vladimir Putin, los funcionarios de su equipo dijeron que la agenda nacional no pasará a segundo plano.
Biden asistirá a la cumbre del G7, a celebrarse del 11 al 13 de junio en Reino Unido, donde conversará con el primer ministro británico, Boris Johnson, y otros líderes europeos.
Posteriormente, se trasladará a Bruselas, Bélgica, para participar en la Cumbre de la OTAN prevista el 14 de junio y, finalmente, el 16 de ese mes en Ginegra, Suiza, está marcada la esperada cita con su homólogo ruso.
mem/rgh