El pasado lunes el Gobierno anunció una prórroga, por segunda ocasión, del plebiscito programado para el 27 de junio, y que de aprobarse dotaría al país de una nueva carta magna, la número 23 desde su independencia en 1804.
Sin embargo, el marcado repunte de los contagios por el virus SARS-CoV-2, responsable de la Covid-19, junto a la instauración del estado de emergencia sanitaria, obligaron a las autoridades a modificar la fecha de realización del ejercicio, aseguraron en un comunicado.
Aunque el Consejo Electoral Provisional afirmó que se publicará un nuevo calendario, varios actores señalaron que la crisis sanitaria podría impulsar al Gobierno a desechar el referendo, que igualmente recibe numerosas críticas por su unilateralidad.
El presidente del partido gobernante, Tet Kale, Liné Balthazar, quien se distanció desde marzo del proceso, indicó que es momento de poner rumbo a las elecciones generales fechadas para mediados de septiembre.
Sin embargo, ese proyecto genera rechazo entre diversos sectores opositores, para los cuales el país no tiene condiciones para celebrar comicios.
De hecho, los sufragios centraron las reuniones que la delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA), protagonizó con líderes políticos, entre ellos el presidente Jovenel Moïse, el primer ministro interino y canciller, Claude Joseph, y representantes de partidos tradicionales.
La visita fue calificada de injerencista por varias plataformas sociopolíticas, que recordaron el papel de la OEA en la crisis del país, en especial su reconocimiento a elecciones que otras estructuras consideraron fraudulentas.
No obstante, los representantes del organismo regional, aseguraron que sostuvieron conversaciones ‘muy productivas’ en las que se discutieron los desafíos que enfrenta Haití, así como renovaron el compromiso de las partes interesadas ‘con un proceso democrático inclusivo, que conduzca a elecciones libres y justas en los próximos meses’, aseveraron al fin de su misión.
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