Máximo Torero, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó el documento, cuyas deliberaciones se extenderán hasta mañana, desde la perspectiva ‘Transformación de los sistemas alimentarios agrícolas: pasar de la estrategia a la acción’.
En cómo enfrentar los desafíos que supone producir suficientes alimentos y al mismo tiempo proteger el planeta, transcurrió el debate del tema presentado a esa máxima instancia del organismo especializado de las Naciones Unidas.
En la introducción del documento Torero precisó que antes de la aparición de la Covid-19, en el mundo 690 millones de personas padecían hambre, a pesar de los progresos de la FAO en los últimos 75 años y también tomando en cuenta que la cantidad de alimentos que se producen en el mundo bastaría para alimentar a toda la población.
Muchos millones más, apuntó, carecen de micronutrientes y el número de personas con sobrepeso en todas las edades, clases sociales y países crece de manera alarmante, mientras la pandemia exacerbó aún más esta situación.
En los últimos años el aumento en la frecuencia e intensidad de los conflictos, junto a los eventos extremos en la variabilidad del clima y la desaceleración y reducción de las economías, impulsan el incremento del hambre en el mundo y socavan los esfuerzos para combatir la desnutrición en particular en los países de ingresos bajos y medios, detalló el experto.
El documento, presentado al plenario destaca cómo los sistemas alimentarios agrícolas están expuestos a una enorme presión derivada de la pérdida de biodiversidad y del cambio climático y la estrategia de la FAO a favor de una mejor producción, nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor.
Todo ello, tal como plantea el texto, desde un enfoque sistémico ese organismo se enfoca en acelerar la innovación, la tecnología, los datos, la gobernanza y las instituciones con el propósito de transformar los sistemas agroalimentarios de hoy y que nadie pase hambre en el mundo de mañana.
El documento insta a la Conferencia, conformada por ministros y representantes de los 194 Estados miembros de la FAO, a reconocer la contribución de los sistemas agroalimentarios a la lucha contra el hambre y la malnutrición a escala mundial, agravada por la pandemia que, a su vez, dejó al descubierto las desigualdades sistémicas sobre las cuales descansa los actuales sistemas agroalimentarios.
También insta a tomar nota de las propuestas encaminada a cambiar la tendencia del hambre, invertir en la transformación rural y empoderar a la población vulnerable y marginada.
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