En su intervención en un diálogo de alto nivel sobre la desertificación, el diplomático subrayó la necesidad de proteger la tierra, lo cual también ayudará a reducir el hambre y las emisiones de gases de efecto invernadero.
La reunión de este lunes se desarrolla mientras la mitad de los terrenos agrícolas del mundo están degradados y eso constituye una amenaza para los medios de vida e intensifica el cambio climático, advirtió Bozkir.
‘Sin un cambio de rumbo, esto no hará más que empeorar’, aseguró.
Según reveló, el rendimiento de los cultivos a nivel mundial disminuirá un 10 por ciento, y algunos sufrirán una reducción de hasta el 50 por ciento, lo cual conllevará al alza del 30 por ciento de los precios mundiales de los alimentos.
Otra de las consecuencias será el aumento de la pobreza entre los agricultores y el desplazamiento de unas 135 millones de personas de aquí a 2045.
Ante ese panorama, el presidente de la Asamblea General aconsejó a las naciones adoptar estrategias de gestión sostenible de la tierra y el agua para restaurar la biodiversidad y las funciones de los ecosistemas.
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