Su directora nacional, Jocelyne Colas Noel, aseguró que los refugiados de Martissant, un barrio pobre en la entrada sur de la capital, están desprovistos de todo lo esencial y precisan la mayor ayuda posible.
Cerca de dos mil 500 personas tuvieron que huir de sus casas en medio de los enfrentamientos entre grupos armados por el control de Martissant, que une Puerto Príncipe con los departamentos del sur.
De acuerdo con la Oficina de Protección del Ciudadano, al menos una decena de personas perdieron la vida durante los intercambios hostiles, y otra treintena resultó herida.
Colas señaló que la violencia de las pandillas se extiende a Martissant, Bel Air, Cité Soleil, y otros lugares como Ganthier, Croix-des-Bouquets y Laboule.
También relacionó el recrudecimiento de estos actos con la organización del referendo constitucional impulsado por el Gobierno y las elecciones para renovar al personal político.
No obstante, insistió al diario Le National que las autoridades competentes deben hacer lo necesario para que los desplazados puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad.
‘Corresponde al Estado haitiano, poseedor de la fuerza legal, hacer respetar el orden, sobre todo teniendo en cuenta que algunos funcionarios dicen tener vínculos con estos delincuentes’, aseveró.
Los enfrentamientos comenzaron el pasado 1 de junio, y se degeneró durante el último fin de semana cuando otras bandas en la salida norte de Puerto Príncipe, ocuparon las principales vías de acceso, tomaron una estación policial, y despojaron a algunos ciudadanos de sus pertenencias, mientras controlaban el paso de los vehículos.
También la víspera, bandas armadas intentaron asaltar algunos negocios en la ruta del aeropuerto, aunque poco después la Policía retomó el control de la zona.
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