Esa organización no gubernamental expresó su preocupación por la erosión, sequía, desertificación y apropiación indebida de aguas que afectan de manera cada vez más extensa y acelerada al país, que estudios internacionales ubican en el puesto 18 entre las naciones con mayor estrés hídrico.
Matías Asún, director de Greenpeace en Chile, señaló que en la erosión, degradación y desertificación de los suelos han influido la minería, las actividades agropecuarias y la industria forestal.
Advirtió que ‘sólo si se considera la situación de desertificación, casi el 38 por ciento de los habitantes de Chile (…) están siendo directamente afectados por un proceso que lo único que hace es agravarse más’.
Ello requiere –subrayó- ‘un abordaje integral, reconociendo la crisis climática y la injusticia que se agrava cuando hay dueños del agua y quienes sufren su escasez’.
Un reciente estudio de la Universidad Católica señala que Chile es el único país, entre 92 naciones, cuya Constitución consagra explícitamente la propiedad privada sobre los derechos de aprovechamiento de aguas.
En tanto, la investigación de la Universidad de Chile ‘Actualización del Balance Hídrico Nacional’, reveló que habrá una fuerte baja en la disponibilidad de agua dentro de 10 años, de hasta un 50 por ciento, por la disminución de los caudales de los ríos y aumento de las temperaturas.
Sobre esto se agrega que el régimen jurídico vigente en el país no resguarda el agua como un derecho, manteniéndolo como un recurso de aprovechamiento privado.
Tras la elección de la Convención que redactará la nueva Constitución, Greenpeace expresó su satisfacción de que 81 de los 155 integrantes de ese órgano respaldaron que en a próxima carta magna el agua garantice que el agua sea considerada un derecho para las personas y el cuidado de los ecosistemas.
Asun advirtió al respecto que hasta ahora el modelo de gestión dado a la poca agua disponible permitió ‘el avance descontrolado de actividades productivas que no solo consumen enormes cantidades de agua, sino que aceleran y están extendiendo la pérdida de ecosistemas claves’.
Añadió que la consagración del cuidado del líquido para el consumo humano y cuidado de los ecosistemas, partiendo por la constitución y luego en las leyes correspondientes es ‘un paso clave para hacer frente tanto a la crisis climática como a las demandas de mayor justicia social’.
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