En su mensaje por el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, el titular advirtió que la degradación de la tierra debido al cambio climático y la expansión de la agricultura, las ciudades y la infraestructura está socavando el bienestar de tres mil 200 millones de personas.
Todo esto daña la biodiversidad y permite la aparición de enfermedades infecciosas, como la Covid-19, recalcó el máximo representante de Naciones Unidas.
Además, indicó que restaurar tierras degradadas es sencillo y económico, y podría generar 1,4 billones de dólares adicionales en producción agrícola cada año.
La tierra ‘puede ser nuestro mayor aliado, pero que ahora mismo está sufriendo’, expresó el diplomático portugués.
Expertos señalan que en el contexto de la pandemia de Covid-19, restaurar los paisajes naturales reduce el contacto directo entre la vida silvestre y los asentamientos humanos, lo cual crea una barrera natural contra las zoonosis (enfermedades transmitidas de los animales al hombre).
También esa restauración ayuda a recuperar la biodiversidad: permite capturar el carbono atmosférico que calienta la Tierra, lo cual reduce el efecto del cambio climático.
La desertificación, causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas, supone la existencia de menos espacios silvestres que protejan de fenómenos extremos como las sequías, las inundaciones y las tormentas de arena y polvo.
En 1995, la Asamblea General de la ONU proclamó el 17 de junio como Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.
Tal fecha se escogió para conmemorar la aprobación de la Convención de la ONU de lucha contra la desertificación, el 17 de junio de 1994.
Este 2021 comienza, además, el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.
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