El 22 de mayo el cráter Nyiragongo, en la nororiental provincia de Kivu del Norte, sorprendió a todos con sus torrentes encendidos, que causaron los mayores estragos en las localidades próximas a la montaña y en la ciudad de Goma, la capital del territorio.
La División de Asuntos Sociales de Kivu del Norte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), así como los comités nacional e internacional de la Cruz Roja identificaron más de mil 400 menores separados de las familias debido al incidente.
Hasta el momento, 256 infantes fueron reunidos con sus parientes, más de 130 están en hogares de amparo temporal y otros se hallan en albergues de tránsito, informó la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Según el portal de noticias Actualité.cd, la Unicef también coopera en la divulgación de procedimientos estándares para el proceso de identificación, constitución del caso, localización y reunificación familiar de los niños no acompañados.
Estas instrucciones ayudan a garantizar que los pequeños y las familias puedan ser remitidos a las estructuras de protección infantil adecuadas, indicó la publicación.
El drama humano incluye otras aristas preocupantes: en los primeros 20 días después de la erupción volcánica, se registraron varias decenas de casos de violación entre los desplazados.
Datos revelados por la OCHA dieron cuenta de al menos 68 incidentes de violencia de género, de los cuales el 81 por ciento respondió a violaciones, que notificaron entidades de salud en las localidades de Kirotshe, Goma, Karisimbi y Nyiragongo, reseñó Actualité.cd.
Entre las agravantes, agregó la fuente, figuran también las dificultades debido a la falta de refugio, suministro de agua y alimentos.
La Organización Internacional para las Migraciones identificó cuatro mil hogares afectados, cuyos integrantes viven ahora en 13 centros colectivos, incluidas 11 escuelas y dos iglesias, en la ciudad de Goma y el territorio de Nyiragongo.
En medio de esta situación, el hospital móvil de Kanyaruchinya, a unos 10 kilómetros de Goma, todavía funciona a medias luego de su inauguración el 14 de mayo y carece de algunos antibióticos y de medicamentos para el manejo de enfermedades crónicas, apuntó la prensa.
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