Dicha gestión es destacable por el contexto económico nacional, regional y global, marcado por la pandemia de la Covid-19, con afectaciones al intercambio de bienes y servicios, de materias primas, y el flujo comercial, según reportes de la Organización Mundial del Comercio.
Se habla de superávit económico cuando los ingresos de un país superan a los gastos.
De acuerdo con la Agencia Bolivia de Información (ABI),la nación suramericana también registró en los primeros seis meses del gobierno de Arce un saldo positivo en sus reservas internacionales, lo que asegura la estabilidad cambiaria del boliviano (moneda local) frente al dólar estadounidense.
En ese sentido el medio recordó que la década de 1990 hasta entrada la del 2000 el valor de cambio estuvo marcado por una fluctuación negativa.
Ese comportamiento fue en gran medida resultado de las pobres reservas internacionales del país, entonces en torno a los 500 millones de dólares, sin embargo hoy el respaldo en bancos internacionales es 10 veces mayor.
El texto también señala como señal positiva de la gestión económica de gobierno de Arce y el Movimiento al Socialismo el descenso de la tasa de desempleo, que registró en abril un 7,6 por ciento, mientras a finales de 2020 era de 8,32 puntos porcentuales.
Por otra parte, el referido medio refiere el impacto efectivo del aumento de la inversión pública durante el primer semestre del año en curso, gasto que asciende a 780 millones de dólares y responde a las políticas gubernamentales de reactivación económica.
UN informe citado por ABI,intitulado Pandemia con superávit comercial y otras señales positivas, da cuenta de que esa cifra es mayor en un 95 por ciento a la inversión pública correspondiente a igual período de 2020, cuando el país era administrado por el gobierno de facto de Jeanine Áñez.
Estudios económicos aseguran que los indicadores del país en ese ámbito registrados durante la gestión golpista son los peores de las últimas cinco décadas, y apuntan entre los principales motivos a la privatización de los recursos y empresas del Estado, la drástica disminución de la inversión pública y los altos niveles de corrupción.
En ese sentido el artículo de ABI, también aplaude la creación de un fondo de fideicomiso de casi 300 millones de dólares para apoyar a los gobiernos departamentales en la contrapartida de proyectos afines a esa política.
Todas esas iniciativas, recuerda ABI, son la continuidad de las políticas que durante las administraciones del presidente Evo Morales (2006-2019) ubicaron a Bolivia entre los países de mayor crecimiento económico de Latinoamérica.
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